Acompañamiento psicoterapéutico a lo largo del ciclo vital
Dra. Nancy Polite Hadid
Al preguntarme cual es el área de mi trabajo en la que me encuentro más a gusto después de todos estos años, pienso en el devenir de la vida y en el acompañamiento de mis pacientes a lo largo del ciclo vital. Mi asociación inmediata es la descripción del mismo hecha por Erik Erikson, que me impactó profundamente durante mi formación como joven psiquiatra y psicoterapeuta. Este autor creó una teoría psicosocial del desarrollo que describe las etapas cruciales de las relaciones de las personas con el mundo social, sobre la base de interacción entre biología y sociedad.
Erikson, a diferencia de otros contemporáneos suyos, abarca en su teoría la totalidad del ciclo vital desde la niñez hasta la vejez y la senectud. Explica que la personalidad no está determinada sólo por la experiencias infantiles, sino también por las de la vida adulta. Él afirma : "si todo se remonta a la infancia, todo es culpa de otro y se socava así la posibilidad de asumir la responsabilidad por uno mismo".
En su teoría enfatiza que el desarrollo del "yo" es más que el resultado de las necesidades intrapsíquicas. Es también la regulación recíproca entre los niños en crecimiento, la cultura y las tradiciones de la sociedad en la que viven.
En su obra "Identidad , juventud y crisis" explica que el término "crisis" se refiere no a una amenaza o catástrofe sino a un momento decisivo, un período crucial de vulnerabilidad incrementada y con un elevado potencial, por lo que puede ser tanto fuente de fortaleza como de desajuste.
A menudo se nos reprocha a los psicoterapeutas, y no sin motivo, el centrarnos en el desarrollo de la patología en lugar de hacerlo en el desarrollo natural. Tomando prestado el concepto de "crisis" de Erikson y haciendo hincapié en el elevado potencial como fuente de fortaleza en lugar de centrarme en los desajustes, me gustaría referirme a las diferentes crisis vitales por las que pasamos los seres humanos a lo largo de nuestra vida.
Me referiré brevemente a las primeras etapas del ciclo vital descritas por el autor, y me focalizaré en las de la edad adulta.
La primera etapa comprende desde el nacimiento hasta los 18 meses de vida y es la de la Confianza frente a la Desconfianza. El bebé aprenderá a tolerar los momentos inevitables de frustración si la madre o cuidador son capaces de prever sus necesidades y responder a ellas de manera coherente y en el momento adecuado.
La segunda etapa comprende desde los 18 meses hasta los 3 años y es la de la Autonomía frente a la Vergüenza. En ella el niño desarrollará un sentido apropiado de la propia autonomía, el control interno y el libre albedrío.
La tercera etapa (desde los 3 hasta los 5 años) es la de la Iniciativa frente a la Culpa. En esta el niño adquiere la facultad de autobservación, autorregulación y autocastigo como una versión internalizada de la autoridad parental y social.
La cuarta etapa comprende desde los 5 hasta los 13 años y es la de Laboriosidad frente a Inferioridad, en ella el niño descubre los placeres de la producción y aprende el placer de completar un trabajo mediante una atención sostenida y una diligencia perseverante.
La quinta etapa ocurre hacia el final de la adolescencia y durante la primera juventud, en ella se suele consolidar la Identidad frente a la Confusión de Roles. Es el momento en el que se completaría nuestra autodefinición, es decir, cómo nos vemos a nosotros mismos, así como la versión de nosotros mismos que ofrecemos al mundo.
La sexta etapa (desde los 21 años y hasta los 40 aproximadamente), en la que el autor destaca la Intimidad frente al Aislamiento, se va consolidando nuestra capacidad para intimar. En ella vamos logrando gradualmente asumir obligaciones y a sostener lealtades comprometidas libremente por nosotros mismos, incluso si esto requiere sacrificios y transacciones. Tanto Freud como Erikson conceden gran importancia a la capacidad de amar y a la capacidad de trabajar.
La séptima etapa que comprende desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente se caracteriza por la Generatividad frente al Estancamiento. El término generatividad se aplica a la preocupación por afirmar y guiar a la generación siguiente, que no es solamente la crianza de la propia progenie sino una preocupación protectora por todas las generaciones y las instituciones sociales. Una vez que la persona ha logrado la capacidad para entablar relaciones de intimidad, la amplía para incluir grupos, organizaciones y a la sociedad. Erikson subrayó la importancia que tiene la persona madura de sentirse necesitada: "la madurez precisa la guía y el aliento de aquello que ha producido y que debe cuidar".
La octava y última etapa comprende, desde aproximadamente los 60 años hasta la muerte. Se denomina Integridad frente a Desesperación. Nos explica la integridad como la capacidad de aceptar el ciclo vital como único y propio y de las personas que han llegado a ser significativas para nosotros, como algo inevitable que no admite sustituciones. El ser humano es capaz de amar de un modo más significativo, un modo que presupone aceptar la responsabilidad por su propia vida. Posee la sabiduría y un sentido de la integridad que permite tolerar la proximidad de la muerte y alcanzar según las palabras de Erikson "una preocupación desinteresada, sin embargo activa, por la vida".
Un elemento importante en el enfoque de este autor, y desde mi punto de vista fundamental es el de reciprocidad en el que nos insta a que la relación entre el terapeuta y el paciente sea una relación de iguales, en la que "el observador que ha aprendido a observarse a sí mismo, enseña al observado a volverse también observador de sí mismo".
A lo largo de mi trayectoria como psicoterapeuta he preferido centrarme en el potencial de fortaleza que nos proporcionan las situaciones crisis en lugar de centrarme en los desajustes y creo que eso ha contribuido a facilitar el acompañamiento y el aprendizaje mutuo del que nos hemos beneficiado tanto mis pacientes como yo. Siento que he tenido el privilegio de acompañar a muchos de mis pacientes a transitar diferentes momentos de crisis de forma enriquecedora y creativa de los que hemos salido fortalecidos y más resilientes tanto pacientes como terapeuta.